Producción • BIENESTAR ANIMAL

La suplementación como mejora de la calidad en la alimentación animal

La utilización de tuna, avena y sorgo en la dieta del ganado es una alternativa beneficiosa como complemento al pastoreo e, incluso, en áreas donde la disponibilidad de pastizal natural disminuye.

  • 18/05/2021 • 16:00

Por: INTA Informa

Foto: INTA

En términos generales, tanto el color como las características de la grasa proporcionan la información necesaria para conocer la calidad nutricional de la carne. Tonalidad, cantidad y localización de las grasas son los principales indicadores para seleccionar los cortes más saludables y, a la vez, más tiernos, jugosos y sabrosos. En este sentido, técnicos del INTA Balcarce –Buenos Aires– aseguran que con un correcto manejo del pastoreo y suplementación es posible obtener animales hasta un 50% más pesados, sin resignar carne de calidad.

De acuerdo con Enrique Paván, especialista del área de Producción Animal del INTA Balcarce, estos atributos de calidad no son exclusivos de los animales más jóvenes. “Con una buena administración de la dieta, es posible lograr animales de 18 y 24 meses que lleguen a los 420- 450 kilos”, señaló.

Un buen balance de la dieta sumada a pasturas bien manejadas no sólo mejora la producción de carne por hectárea, sino que tiene beneficios económicos en la empresa ganadera. Además, provoca un efecto positivo sobre la calidad de la carne. El esquema propuesto por Paván comienza con la incorporación de terneros de destete de 170 kilos en marzo o abril. A partir de ese momento se desarrolla una buena recría, con lo cual los animales llegan a 330 kilos en octubre y, si hay pasto, se extiende hasta fines de noviembre. “La idea es utilizar una dieta, preponderantemente a pasto durante la recría, que permita conseguir una ganancia de peso de 600 a 800 gramos por día”, indicó el especialista del INTA y docente de la Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Nacional de Mar del Plata.

La última etapa es el engorde. Allí, los animales entran al corral por 60 o 100 días con dieta a base de grano. “En esta etapa tendrán una ganancia de peso de 1.300 gramos, deponen la grasa necesaria y siguen generando músculo” expresó Paván, quien manifestó que esta etapa logrará animales de 420 o 450 kilos con condiciones adecuadas de grasa y músculo para el consumo local. “Así se obtienen altos niveles de producción y se logra terminar un animal pesado dentro del año de engorde, con alta calidad”, señaló. 

“Esta fórmula le agrega mayor eficiencia al sistema productivo, ya que en un ciclo se tiene más cantidad de carne con igual o mejor calidad”, señaló Paván y agregó: “El tiempo transcurrido desde el nacimiento hasta alcanzar el peso de faena es entre 18 y 24 meses”.

Alternativas suplementarias

  • Tuna 

En los llanos riojanos, el clima subtropical semi-desértico limita la producción ganadera debido a la escasa o nula disponibilidad de forraje y alta arbustización. Por este motivo, técnicos del INTA evalúan la incorporación de Opuntia ficus-indica, conocida como tuna, como alimento de emergencia para bovinos. 

Raúl Díaz, investigador del INTA La Rioja, señaló que “en esta zona del país, la suplementación de bovinos en períodos de sequía y épocas de balance energético negativo puede ser un problema para los productores, debido a los costos y falta de disponibilidad de alimentos concentrados”. Por esto, “la incorporación de Opuntia, como alimento de emergencia y de bajo costo, puede ser una buena alternativa para sumar a la dieta de los animales y pasar el invierno”.

Como alternativa forrajera de emergencia, la tuna es una especie que se destaca por el aporte de agua, fibra, energía, minerales y vitaminas. Estudios locales sobre la fertilización de Opuntia en secano, con un fertilizante mineral comercial y uno orgánico estiércol de cabra, determinaron que la aplicación de fertilizante mineral en forma de urea (200 kilos por hectárea) incrementa el contenido de proteína bruta de los cladodios –tallo modificado, que tiene la misma función de una hoja– de la tuna. Mientras, en un análisis a corto plazo, el mismo aporte realizado en forma orgánica, o en combinación orgánica y mineral, no resultó en cambios significativos respecto del testigo sin fertilizar.

  • Avena

La incorporación de verdeos de invierno es una práctica que, adaptada gracias al manejo agronómico, gana terreno en las distintas regiones ganaderas del país. En combinación con otras estrategias de alimentación, la disponibilidad de pasto de calidad proveniente de verdeos y megatérmicas es clave para asegurar la provisión de forrajes en los sistemas ganaderos, ya sean de cría, recría o terminación. En este sentido, ensayos del INTA Reconquista –Santa Fe– muestran las potencialidades de cultivares de avenas de ciclo corto como opción para cubrir el bache invernal, cuando disminuye el pastizal natural en el norte de la provincia. La incorporación de avenas permite aumentar la disponibilidad de pasto de calidad y lograr ganancias de peso de 500 gramos por día en sistemas de recría con suplementación y de un kilo diario en rodeos de terminación.

De acuerdo con Cecilia Capozzolo, investigadora del INTA Reconquista, estos indicadores denotan un impacto positivo cuantitativo y cualitativo en el rodeo. Aclaró que los verdeos –para los que se recomiendan especies como avena, cebada, centeno, trigo– y las megatérmicas se complementan para estabilizar la cadena forrajera. 

Para Ana Brach, investigadora del INTA Reconquista y colega de Capozzolo en el desarrollo de los ensayos, las zonas en las que pueden realizarse verdeos son muy variables y se logra a partir de manejo agronómico adaptado a las condiciones regionales. “Se deberán tener en cuenta las condiciones agroecológicas de cada región para la elección del cultivar, fechas de siembra, manejo sanitario y fertilización”, indicó.

  • Sorgo

Lejos de considerarse una reserva forrajera de uso ocasional, la combinación de ensilajes y ganadería es una decisión que gana consideración entre los productores. Además de aumentar la productividad, el uso de picados permite incrementar la oferta forrajera total, brinda estabilidad a lo largo del año y facilita la obtención de un balance nutricional positivo en las distintas etapas de producción, principalmente en recría y engorde.

Debido al abanico de aspectos beneficiosos, técnicos del INTA Manfredi –Córdoba– exploran las potencialidades del sorgo como recurso forrajero alternativo al maíz, a partir de evaluaciones realizadas en parcelas experimentales, lotes de producción y campos de productores. Con una marcada tendencia hacia la eficiencia, los resultados indican que los animales alimentados con ensilajes de sorgo logran niveles respuestas productiva similares a los obtenidos con ensilajes de maíz. La elección del híbrido es clave para obtener una respuesta animal competitiva, sumado a las buenas prácticas para la confección de los ensilajes con picados de planta entera.

Así, Marcelo De León, investigador del INTA Manfredi –Córdoba–, valoró la incorporación del sorgo en ganadería debido a que significa su transformación en proteína animal en origen: “Al igual que el maíz, el sorgo brinda un alto potencial de producción de forraje de buena calidad, que puede ser conservado para su uso estratégico en cualquier momento y para distintos requerimientos nutricionales”.