Por: Ing. Agr. Dar&iacute;o Colombatto, PhD. Profesor Titular, Departamento de Producci&oacute;n Animal, Facultad de Agronom&iacute;a - CONICET- Universidad de Buenos Aires. Instituto de Investigaciones en Producci&oacute;n Animal (INPA). Buenos Aires. Argentina. Fotos: Banco de im&aacute;genes Pese a todos los cambios din&aacute;micos que se van gestando en nuestras sociedades modernas, tales como los cambios en los h&aacute;bitos de alimentaci&oacute;n, la aparici&oacute;n de &ldquo;tribus&rdquo; con costumbres y objetivos diferentes en cuanto a sus modos de vida, los sustitutos, entre otros, hay un hecho objetivo y verificable: la carne vacuna &ldquo;real&rdquo; tiene una sobre-demanda mundial. Asimismo, son pocos los pa&iacute;ses en el globo que tienen la capacidad de aumentar su producci&oacute;n, y cualquier aumento en la oferta de ganado vendr&aacute; acompa&ntilde;ada por un aumento en la demanda de recursos forrajeros (pastos y granos m&aacute;s subproductos de la agroindustria) para el logro de estas toneladas adicionales. Esto tiene como consecuencia una mayor presi&oacute;n sobre los precios de los recursos usados para la alimentaci&oacute;n, que a la vez dependen de otros precios y contextos, tales como los del petr&oacute;leo, la especulaci&oacute;n sobre los mercados de la soja y el ma&iacute;z, las perspectivas de crecimiento econ&oacute;mico mundial, por ejemplo. Los ganaderos debemos insertarnos en este mundo din&aacute;mico y muchas veces nos encontramos algo perdidos, ya que la rentabilidad necesaria para asegurar la supervivencia de las empresas agropecuarias aparece amenazada cuando los precios de los insumos est&aacute;n altos. Ante esto, se impone realizar una revisi&oacute;n de algunas estrategias para minimizar estas incertidumbres. Puertas adentro de los campos, podemos actuar sobre aspectos relacionados con los pilares de la producci&oacute;n, tales como la gen&eacute;tica elegida, la sanidad y la alimentaci&oacute;n, todos estos coordinados bajo el paraguas del manejo profesional de las variables. En este art&iacute;culo nos centraremos en la necesidad de observar los manejos alimenticios necesarios para lograr el mejor novillo con la mayor eficiencia posible, lo que conceptualmente podemos entender como &ldquo;Nutrici&oacute;n de precisi&oacute;n&rdquo;.&nbsp; La calidad de la carne del novillo empieza dentro de la panza de la mam&aacute; Premisas b&aacute;sicas como la obtenci&oacute;n de una muy buena (superior al 70%) pre&ntilde;ez cabeza y per&iacute;odos de servicio cortos son claves a la hora de comenzar a asegurar el resultado. Muchos de los procesos de desarrollo, tanto muscular como de grasa, comienzan en la gestaci&oacute;n. Al sexto mes de pre&ntilde;ez, ya se encuentra definido el n&uacute;mero total de fibras musculares que tendr&aacute; el animal (Du et al., 2010, Ladeira et a., 2018). A partir de ah&iacute;, lo desarrollado s&oacute;lo puede crecer, pero no habr&aacute; nuevas fibras. Malnutriciones severas en la hembra gestante durante el segundo tercio de gestaci&oacute;n pueden resultar en novillos que no alcancen el peso final buscado. Datos de encuestas en la regi&oacute;n Cuenca del Salado de Argentina hablan de porcentajes superiores al 40% de las vacas que paren flacas, con lo cual las probabilidades de encontrar hembras severamente subnutridas aumenta. Esta situaci&oacute;n es similar en regiones de Uruguay, Paraguay y Brasil. En el &uacute;ltimo tercio de gestaci&oacute;n, el feto crece exponencialmente, y mucha gente tiende a restringir la vaca (y m&aacute;s probablemente a la vaquilla de primer parto) buscando un parto m&aacute;s &ldquo;f&aacute;cil&rdquo;. Esta restricci&oacute;n puede bajar el peso del ternero no s&oacute;lo al nacer, sino tambi&eacute;n al destete de ese animal hasta en 10 kg (L&oacute;pez Valiente et al., 2014). M&aacute;s a&uacute;n, esas restricciones pueden tener efecto en subsecuentes generaciones, tal como lo mostr&oacute; un estudio reciente de L&oacute;pez Valiente et al. (2019) en INTA. No hay una correlaci&oacute;n definida entre el plano de nutrici&oacute;n de la madre y el peso del ternero al nacer (Zago et al., 2019). Vacas alimentadas a 140% de los requerimientos de nutrientes digestibles totales seg&uacute;n NRC, parieron terneros m&aacute;s livianos que vacas alimentadas al 70% de esos requerimientos.&nbsp; &ldquo;Las estrategias nutricionales m&aacute;s eficientes durante la recr&iacute;a de oto&ntilde;o-invierno generalmente pasan por asegurar el tenor proteico de las dietas&rdquo; El estado corporal de la vaca se deber&iacute;a mantener lo m&aacute;s inalterable que se pueda a lo largo del ciclo de gestaci&oacute;n, ya que bajar o subir demasiado puede afectar no s&oacute;lo el crecimiento, sino tambi&eacute;n el desarrollo de la progenie. El ideal deber&iacute;a ser tener un umbral m&iacute;nimo de estado corporal de 4,5 y un m&aacute;ximo de 6 (escala 1-9).&nbsp; Este ternero, una vez nacido, deber&iacute;a tener una ganancia al pie de la madre que no baje de los 700 gramos por cabeza/d&iacute;a. Obviamente que la m&aacute;xima ganancia ser&aacute; funci&oacute;n del biotipo, peso adulto de sus progenitores, manejo de la alimentaci&oacute;n y producci&oacute;n de leche de sus madres, entre otros factores. Si naci&oacute; cabeza de parici&oacute;n, tiene muchas m&aacute;s chances de crecer mejor que sus hermanos cola de parici&oacute;n, por algunas razones conocidas y otras no tanto. Dentro de las primeras, la madre de un ternero nacido a mediados de septiembre alcanzar&aacute; su pico de producci&oacute;n de leche a mediados-fines de noviembre, cuando probabil&iacute;sticamente la producci&oacute;n de pasto primaveral en la zona ya est&aacute; en franco crecimiento. Simult&aacute;neamente, est&aacute; ocurriendo algo trascendental en la vida del ternero: la transici&oacute;n de pre-rumiante a rumiante, y es muy importante que esto transcurra con pastos tiernos y digestibles, lo que le permitir&aacute; maximizar el consumo de materia org&aacute;nica fermentable en rumen, haciendo que la transici&oacute;n de dieta puramente l&aacute;ctea a mezcla lacto-s&oacute;lida sea mucho m&aacute;s suave. Por el contrario, el ternero cola (nacido hacia mediados de noviembre, principios de diciembre), sobrellevar&aacute; este cambio a fines de enero, cuando la proporci&oacute;n de pasto nuevo y en estado vegetativo ya ha deca&iacute;do. Esto configura un fen&oacute;meno de doble golpe para el ternero cola: no s&oacute;lo es m&aacute;s joven y liviano que el otro a la misma fecha, sino que la transici&oacute;n a rumiante la pasa en momentos muy desfavorables, bajando las chances de tener buenas ganancias de peso.&nbsp; Si la calidad del pasto estival empeora (aunque haya buena cantidad), la vaca quiz&aacute;s mantenga su estado, pero el ternero ya no tendr&aacute; las ganancias que nosotros esperamos. En estos casos, se puede analizar la t&eacute;cnica del creep feeding. Esto consiste en dar alimentaci&oacute;n suplementaria al ternero, sin acceso a la misma por parte de la madre, lo que permite mejores ganancias de peso del ternero sin que necesariamente haya cambios en el estado corporal de la madre, porque de hecho el ternero no reduce su consumo de leche (Vi&ntilde;oles et al., 2014). El creep feeding no es sin&oacute;nimo de destete precoz, el cual persigue el objetivo de asegurar la pre&ntilde;ez de la madre en primer lugar, sino que es una herramienta para ayudar al ternero.&nbsp; <p style="text-align: center;"> Si estamos en un establecimiento de ciclo completo, es decir, que realiza la cr&iacute;a, recr&iacute;a y terminaci&oacute;n de sus propios animales, hay un par de ventajas adicionales e indirectas: no s&oacute;lo los terneros aprenden a comer concentrado desde temprano, sino que los kg ganados en esta etapa son &ldquo;ahorros&rdquo; en el tiempo de recr&iacute;a, y muchas veces ayudan a los terneros cola a poder salir a la etapa pastoril de recr&iacute;a con muchas m&aacute;s chances de &eacute;xito.&nbsp; La pata pastoril en la recr&iacute;a: clave de competitividad La producci&oacute;n de pasto de calidad durante oto&ntilde;o-invierno es una prioridad en nuestros sistemas de producci&oacute;n. En primavera se produce alrededor del 65-70% del total de lo producido en el a&ntilde;o, pero para poder llegar a ese momento con un buen peso (sobre todo en la hembra de reposici&oacute;n, pero tambi&eacute;n en el macho), es imperioso que hayamos logrado buenas ganancias previas. El crecimiento compensatorio, tan usado en otras d&eacute;cadas, solamente compensa una parte de los kg no ganados durante la temporada de restricci&oacute;n, por lo que no ser&iacute;a una herramienta tan buscada si lo que queremos es maximizar ganancias de peso para obtener las mejores recr&iacute;as pastoriles y la mejor calidad de carne final. De hecho, un trabajo en ejecuci&oacute;n de INTA Anguil (Gelid et al., 2019) mostr&oacute; que animales restringidos en el post-destete y alimentados a igual plano que los no restringidos posteriormente, no s&oacute;lo no lograron nunca alcanzar a sus compa&ntilde;eros, sino que tuvieron un 10% menos de &aacute;rea de ojo de bife; 1,4 puntos porcentuales menos de rinde a la faena (56,8 vs 58,2%) y 33 kg menos de res. Esto realza la importancia de la buena recr&iacute;a pastoril, sobre todo en el oto&ntilde;o-invierno inicial, ya que lo que no se logra en ese momento no se compensa luego. Adem&aacute;s, son kg baratos, ya que energ&eacute;ticamente es mucho m&aacute;s eficiente generar un kg de aumento diario de peso basado en m&uacute;sculo (que tiene 75% de agua) que en grasa.&nbsp; Aqu&iacute; surgen dos puntos muy importantes. En primer lugar, la importancia de tomar registros para diferenciar aquellos animales que ganan m&aacute;s peso de los que no lo hacen, tanto en campos de ciclo completo como aquellos que compran terneros. En segundo lugar, es importante pensar en las estrategias alimenticias m&aacute;s eficientes para asegurar las ganancias de peso en oto&ntilde;o-invierno bajo nuestras condiciones. Registrar las ganancias de peso de la recr&iacute;a es fundamental para conocer la evoluci&oacute;n y tomar decisiones tempranas en cuanto a las necesidades o no de suplementar al ganado. Adem&aacute;s, es un paso muy interesante para vincular las ganancias con el origen de ese ganado, sea en un ciclo completo, en donde se puede conocer el efecto de la edad de la madre o el tipo de toro que se us&oacute; sobre la ganancia, o en casos de recr&iacute;a de compra, en donde se puede ir seleccionando a los proveedores de terneros de acuerdo con las ganancias que presentan en su recr&iacute;a. Datos de productores paraguayos, nucleados en el CREA Samuu, demostraron enormes impactos favorables en los promedios y desv&iacute;os en ganancias de peso de sus recr&iacute;as cuando fueron seleccionando las compras de acuerdo con las ganancias. La rentabilidad de la recr&iacute;a estuvo directamente correlacionada con la ganancia de peso, sin tener efecto del precio de compra. A alguno le puede extra&ntilde;ar esto, pero es muy com&uacute;n comprar m&aacute;s caro por uniformidad de color, y que despu&eacute;s la ganancia de peso no sea la esperada, y viceversa. As&iacute;, uno se concentra en lo que realmente le da renta. En Argentina y Uruguay ya hay establecimientos que poseen registros (usando la caravana electr&oacute;nica) de las ganancias individuales de animales discriminados por su origen, con lo que se puede calcular la rentabilidad individual de cada animal. La &ldquo;nutrici&oacute;n de precisi&oacute;n&rdquo; lleva impl&iacute;cita la necesidad de contar con la caravana electr&oacute;nica como columna vertebral de este proceso, cuesti&oacute;n que fue revisada y explicada por el Dr. Luciano Gonz&aacute;lez de la Universidad de Sidney (Australia) en el reciente Congreso Argentino de Producci&oacute;n Animal de AAPA.&nbsp;&nbsp; Por otra parte, las estrategias nutricionales m&aacute;s eficientes durante la recr&iacute;a de oto&ntilde;o-invierno generalmente pasan por asegurar el tenor proteico de las dietas, lo que a su vez es funci&oacute;n del peso de inicio de la recr&iacute;a. A menor edad y peso vivo del ternero, la proporci&oacute;n necesaria de prote&iacute;na y energ&iacute;a dentro de la dieta aumenta, ya que el ternero tiene altos requerimientos pero est&aacute; limitado en cuanto a su capacidad de ingesti&oacute;n, lo que obliga a que lo poco que come sea de alta calidad. Por encima de los 200 kg de peso, su capacidad de consumo aumenta y no es inusual tener animales en recr&iacute;a consumiendo pastos diferidos con solamente un aporte proteico. Existen diversos subproductos disponibles, entre los cuales para esta categor&iacute;a sobresalen la burlanda de ma&iacute;z (tambi&eacute;n llamados granos de destiler&iacute;a) o el expeler de soja. Trabajos realizados en establecimientos comerciales en donde se suplementa tempranamente al ganado con burlanda a raz&oacute;n del 0,7% del peso vivo, muestran ganancias superiores a los 600 gramos por d&iacute;a, lo que asegura un correcto crecimiento muscular a costo razonable.&nbsp;&nbsp; El dilema de la terminaci&oacute;n: &iquest;a pasto o a corral? La calidad de la carne la define el consumidor, y lo que paga por un producto u otro es solamente su percepci&oacute;n del valor del producto. En t&eacute;rminos de costos y rentabilidad, una recr&iacute;a pastoril que parta de un ternero destetado pesado y tenga ganancias de peso superiores a los 650 gramos por d&iacute;a del destete en adelante y que logre terminar el animal a los 7-10 meses de invernada es muy competitiva, aun cuando se reduzca el precio final obtenido por haber sido finalizado a pasto. Esto &uacute;ltimo queda compensado por el bajo costo del kg producido y la gran cantidad de kg logrados en poco tiempo. Al mismo tiempo, tenemos bajo peso medio de la existencia a pasto, lo que permite tener una carga animal relativamente alta, mejorando mucho el par&aacute;metro kg/ha y eficiencia de stock (producci&oacute;n de carne/carga media anual).&nbsp; Sin embargo, pocos productores logran completar toda su invernada a pasto en esas condiciones, y hay una decisi&oacute;n de muchos consumidores de buscar una carne de color rojo claro, con grasa blanca, sobre todo. Hay tambi&eacute;n una necesidad de la industria de consumo de proveer animales uniformemente terminados a sus clientes. Esto se logra con finalizaci&oacute;n a corral, que por una parte asegura esos par&aacute;metros de terminaci&oacute;n, y por otro permite a los productores cumplir m&aacute;s acabadamente con sus presupuestos financieros, ya que en ese caso el corral act&uacute;a como una suerte de &ldquo;plazo fijo ganadero&rdquo;. A nivel sist&eacute;mico, esta integraci&oacute;n de recr&iacute;a pastoril con terminaci&oacute;n a corral mejora los n&uacute;meros productivos, porque reduce a&uacute;n m&aacute;s el peso medio de la existencia a pasto, permitiendo colocar mayor cantidad de animales m&aacute;s livianos a pasto. Esto ocurre porque ahora no tenemos la obligaci&oacute;n de terminarlos gordos a pasto, ya que se van a corral un poco m&aacute;s livianos desde el pasto. La integraci&oacute;n de recr&iacute;a pastoril con encierre final, que use el oto&ntilde;o-invierno-primavera para el crecimiento &oacute;seo-muscular y que, a medida que la tasa de crecimiento estival va disminuyendo, los animales vayan pasando a corral, es el sistema que mejor estabilidad y m&aacute;rgenes viene dando desde hace unos a&ntilde;os a esta parte.&nbsp; En el corral de encierre, es fundamental controlar los procesos para maximizar la eficiencia en el uso de los recursos utilizados. Factores como una correcta recepci&oacute;n del ganado al ingreso, una buena y gradual adaptaci&oacute;n a las dietas con m&aacute;s grano durante al menos 15-18 d&iacute;as, y la necesaria lectura de comedero de ah&iacute; en adelante para monitorear la din&aacute;mica del consumo, son fundamentales. El procesamiento del grano, un factor de discordia e inconsistencia entre productores y t&eacute;cnicos, depender&aacute; de aspectos tales como la edad del animal, la infraestructura del lugar, el tipo de grano y la dieta que se utilice.&nbsp; En el encierre a corral, debemos tambi&eacute;n aprovechar la posibilidad de tener registros individuales para comenzar a seleccionar los mejores proveedores de animales. Se encuentran notables diferencias en las ganancias de peso entre animales de distinto origen, y esas diferencias impactan sobre la renta individual. Recientes publicaciones de nuestro grupo de trabajo (Ganly, Ras y Colombatto, 2020) mostraron la correlaci&oacute;n positiva y directa entre la ganancia de peso y el resultado econ&oacute;mico del encierre a corral, algo que ya era conocido pero no se lo aprovechaba del todo como fuente de informaci&oacute;n. Conocer qui&eacute;n es el proveedor original de ese animal que desempe&ntilde;a mejor en el corral nos permite cuantificar hasta cu&aacute;nto m&aacute;s se le puede pagar para tenerlos, y desde el punto de vista inverso, permitir&iacute;a tener la opci&oacute;n de no pagar tanto por otros animales, o incluso intentar ayudar a criadores importantes de animales con bajo desempe&ntilde;o posterior, a encontrar las formas de cambiar los procesos dentro de sus planteos comerciales. Hay que insistir en la comunicaci&oacute;n vertical de la cadena de producci&oacute;n de la carne.&nbsp; Hay &ldquo;detalles&rdquo; en todo este proceso que marcan la diferencia entre los que logran estos mejores &iacute;ndices econ&oacute;micos y los que no. La visi&oacute;n sist&eacute;mica, entendiendo a los planteos como un todo y reconociendo que existe una alta dependencia entre lo que pasa en una etapa y la siguiente (&iexcl;comenzando desde el feto!), es clave para la obtenci&oacute;n del mejor novillo. Dejemos atr&aacute;s la era de los &ldquo;toros caros en vacas flacas&rdquo;, midamos y gestionemos de acuerdo con esas mediciones, para lograr verdaderamente una nutrici&oacute;n de precisi&oacute;n.&nbsp;